La fotodesintegración
Todas las ruedas precisan energía en forma de fotones para que sus efectos sigan activos; los nucleones, como conjuntos de ruedas que son, también los captan a través de sus discos de absorción. Ahora bien, cuando el fotón que les llega es muy energético, les ocurre lo mismo que a los electrones de la corteza: pegan un “acelerón»; lo que hace que se desequilibren. Pueden oscilar en la superficie de la esfera y, si la amplitud de la oscilación es grande, cruzar el umbral donde la repulsión electrostática de los nucleones próximos les expulse, y/o se pueden girar, llegando incluso al extremo de orientar sus efectos de impulsión hacia los nucleones colindantes, lo que también acarrearía su expulsión del núcleo cuando se sobrepasara dicho umbral de repulsión. Esta hipótesis explicaría la fotodesintegración en una de sus formas. Pero existen otras formas de fotodesintegración que también podemos abordar con hipótesis basadas en esta teoría; porque la energía que entra en el núcleo no se reemite hacia el exterior en forma de nuevos fotones, sino que se transmite de un nucleón a otro, me explico: al estar los nucleones unidos por la fuerza fuerte, la oscilación provocada por el acelerón que supone la captura de un fotón de alta energía por parte de uno de los nucleones, provoca la oscilación de los contiguos y, como es un sistema elástico cerrado, las amplitudes de las oscilaciones se van sumando y restando, en la superficie de lo que antes era una esfera y ahora puede tener cualquier forma. Si esta forma se hace extrema, las repulsiones electrostáticas quedarán descompensadas en varias partes del núcleo, lo que puede provocar la división del átomo.
El par electrón-positrón
Hasta ahora, la «creación» de pares electrón-positrón se ha explicado, diciendo: «También es posible que un fotón en su interacción con la materia, ceda su energía cuántica para la formación de un par de partícula-antipartícula». También se dice que, para que pueda tener lugar este fenómeno, debe producirse muy cerca de un núcleo.
Imagen de Mpfiz, vía Wikimedia Commons
La descripción de este tipo de sucesos, es contraria a lo que he expuesto en esta teoría, por tanto, también en este caso, debo razonar otra hipótesis que explique el fenómeno. Veámosla:
Como he explicado en el apartado anterior, los nucleones también captan fotones y, aunque algunos sean de alta energía, no vuelven a ser emitidos hacia el exterior del núcleo. Por tanto, puede darse el caso siguiente: a un neutrón le llega uno de estos fotones de rayos gamma, al pasar por su ranura absorbente provoca un acelerón que desestabiliza el sistema. La excitación multiplica el efecto de absorción que cierra momentáneamente la ranura, anulándose a sí mismo; se reduce la distancia entre ruedas, incrementándose notable-mente la energía potencial de la fuerza de repulsión magnética; y, cuando esa energía es transformada rápidamente en energía cinética, el dúo se separa del neutrino, saliendo ambos del núcleo; el neutrino, ganará momento lineal propio y no será observado dada su carga eléctrica neutra; el dúo ahora es un «Muón E-P» (electrón-positrón, también neutro) unido por la interacción débil, porque se ha roto la unión fuerte de dos ruedas en disposición opuesta del neutrón; la energía de esta ruptura le ha aplicado un impulso y un momento angular no coincidente con su eje común de rotación; la centrifugación rompe esa unión débil separando al electrón y al positrón, que se moverán en direcciones opuestas, pero con energías equivalentes. Es en ese instante, muy cerca del núcleo, cuando se produce la observación de un par E-P.
Deducimos, por tanto, que se trata: de una forma más de fotodesintegración y de una emisión nuclear «triple beta»; esto es, la expulsión de tres ruedas con cargas eléctricas: negativa, positiva y neutra (un electrón, un positrón y un neutrino); o lo que es lo mismo: una emisión β-, una emisión β+ y otra emisión que se podría llamar β°. Lo que resulta curioso de esta deducción es que, al final, sí ocurre que un neutrino acompaña a las emisiones beta (en plural), aunque solo en la descomposición total del nucleón.
Esto también nos da la clave de cómo intentar descomponer un protón sin tener que destrozarlo; pues, al absorber un fotón de alta energía, también podrían separarse el neutrino y el positrón que lo constituyen. Por supuesto, esto supondría que el átomo de partida pasaría a tener las propiedades del elemento anterior en la tabla periódica.
Así es que, como vemos, pueden existir varias explicaciones para un mismo suceso. Pero, la expuesta al principio de este apartado, es un ejercicio de ilusionismo inspirado por la idea de dualidad onda-corpuscular de electrones y positrones que se consideran partículas simples, dentro del modelo estándar; y la que acabo de explicar, siendo una mera hipótesis, y por tanto, parte de una teoría a comprobar, está en la línea de un razonamiento coherente con la experiencia, según el cual: las estructuras de materia complejas no se crean partiendo simplemente de energía, previamente deben pasar por todas las fases requeridas para su evolución.
Nota:
Si te apetece, puedes leer el artículo de mi blog «¿La quinta fuerza fundamental de la naturaleza?» porque ya existen pruebas experimentales de la emisión «triple beta» aunque, por supuesto, los físicos todavía no se han percatado.
A finales de mayo de este año 2016, los medios de divulgación científica se hicieron eco de un estudio publicado en Arxsiv por un grupo de físicos de la Universidad de California que sugirieron que el trabajo publicado el 26 de enero de este mismo año por otro grupo de científicos húngaros, que en principio había pasado desapercibido, podrían revelar la existencia de una quinta fuerza de la naturaleza. Concretamente, se referían al artículo de Physical Review Letters (116, 042501): “Observation of Anomalous Internal Pair Creation in Be8: A Possible Indication of a Light, Neutral Boson” de A. J. Krasznahorkay, M. Csatlós, L. Csige, Z. Gácsi, J. Gulyás, M. Hunyadi, I. Kuti, B. M. Nyakó, L. Stuhl, J. Timár, T. G. Tornyi, Zs. Vajta, T. J. Ketel y A. Krasznahorkay. http://journals.aps.org/prl/abstract/10.1103/PhysRevLett.116.042501
La Teoría de Ruedas describió este fenómeno antes de que se divulgase la noticia, lo que también sirve como nueva prueba empírica de la descripción correcta de la masa relativista aparente de las ruedas, pues esa “partícula” (la de la emisión beta cero) es una rueda neutra que parte de un estado de relativo reposo y adquiere momento lineal justo después de la emisión del par E-P, me explico, su masa en reposo es equivalente a la mitad de un protón pero, conforme gana velocidad y ésta se acerca a la de la luz, su masa relativista aparente se reduce drásticamente, por eso, los 17 MeV no coinciden con la masa de ninguna partícula conocida.