El efecto túnel
Partiendo de la idea errónea de que los electrones son partículas cargadas eléctricamente, que deben tener una determinada energía cinética solo en función de su masa y de la fuerza que se le aplica sometiéndolas a una determinada diferencia de potencial; cuando se observó que si interponemos en su camino una barrera energética, que no deberían superar y sin embargo superaban; se buscaron soluciones extraordinarias para explicarlo. Se recurrió al cálculo probabilístico para situar a los electrones al otro lado de dicha barrera después de encontrar un atajo cuántico; y, sorpresivamente, se encontró. En mi modesta opinión, este es un claro ejemplo de que, a veces, las matemáticas utilizadas “ad hoc” pueden alentar a utiliza el adjetivo “cuántico” como eufemismo de “mágico”; lo que, en ciencia, nunca debe ser admisible. Y, a estas alturas de la exposición de esta teoría, no es necesario lanzar una nueva hipótesis sobre este tema, porque, sabiendo las cualidades de las ruedas, ya no nos ha de extrañar que los electrones superen esa barrera de potencial a consta de perder parte de su energía cinética, que también han obtenido gracias a la cantidad de movimiento que ellos mismos generan. Por tanto, este efecto nos servirá también como prueba empírica de cual es la naturaleza de las ruedas y su forma de gestionar la energía.
El efecto Josephson
Dado que este efecto se basa en el anterior, seré breve, y lo único que destacaré es el hecho de que puede añadirse a la lista de pruebas empíricas sobre la naturaleza de los electrones, pues es evidente que las ruedas utilizan energía propia (almacenada) para transformarla en cantidad de movimiento y así se explica cómo pueden superar, sin ningún problema, una delgadísima capa de material aislante, que separa dos superconductores, a pesar de no haber diferencia de potencial entre estos.