Nota de 2022:
He de confesar que, hasta no hace mucho, mantuve viva la falsa idea que se instaló en mi mente desde joven de que esas vistosas emanaciones galácticas eran aquello a lo que los divulgadores se referían como: «radiación de Hawking» Me sentí muy decepcionado cuando supe que, en realidad, se trata de una especulación que no ha sido constatada por tratarse de un supuesto efecto cuántico muy sutil en las escalas más pequeñas de un “vacío” burbujeante de partículas y antipartículas que habría de producirse, teóricamente, justo en la delgada frontera del horizonte de eventos de un agujero negro.
Por tanto, en el texto original, donde escribo: «radiación de Hawking», debería haber escrito algo así como: «chorros galácticos superenergéticos».
Espero disculpen la torpeza.
Texto original 2016:
Esta nueva argumentación, sobre el funcionamiento interno y las cualidades de las ruedas, nos obliga a especular sobre el origen de la conocida como «radiación de Hawking», para darle una explicación compatible con la teoría que expongo aquí, esta es:
Cuando la materia-energética (la materia común y/o la antimateria) es comprimida en un agujero negro supermasivo, sus estructuras de quarks chocan entre sí o acaban cediendo a la presión y a la temperatura. Se descomponen en mesones, y liberan sus fotones superenergéticos que, guiados por la gravedad, son concentrados en sendos haces lumínicos que son los primeros en escapar por los agujeros blancos contrapuestos. Así es que, debe quedar suficientemente claro que esa radiación no se genera, ni escapa de la influencia de los agujeros negros, en la zona del horizonte de sucesos; sino que es absorbida junto con la materia y es la primera evidencia observable de la existencia de los agujeros blancos. Además, Esto también podría ser la explicación a las preguntas: ¿de dónde sacan, los sistemas cíclicos cosmológicos, la energía necesaria para rotar con esas velocidades? y ¿cómo se mantienen en funcionamiento, después de formarse? Porque las inmensas cantidades de energía liberadas serán mucho mayores conforme nos aproximemos a la singularidad; lo que aumenta el desequilibrio energético de las partes internas y externas del sistema, y contribuye a mantener el ciclo convectivo de materia y energía.